¿Qué importante la comida en un evento, verdad?

Así de primeras, la historia de Carambola puede parecer una historia más de un joven que decide armarse de valor y comenzar el camino de la emprendeduria.

Y probablemente lo sea, pero a nosotras no se nos quita esa regustera después de haber estado en la taberna hablando con Jordi. Es como cuando antes de ir a dormir te has tragado una peli bonita que te hace reflexionar y consigues meterte en la cama con una sensación de la buena de verdad.

Lo que dice Jordi es cierto. En Carambola hay buen rollo. Todas sus paredes de madera resultan tan acogedoras que te dan ganas de echarte una manta por encima y descalzarte. 

Llegas, buscas un sitio donde estar a gusto y allí que te colocas. Pides una bien tirada (así es como se pide la cerveza en Carambola) y preguntas: ¿Qué hay para cenar? Como cuando con mamá.

Porque en Carambola, eso que ahora esta tan de moda de mercado de proximidad y temporada no es fake. Nunca sabes lo que te puedes encontrar, dependerá de la inspiración de Jordi y su equipo y de lo que ese día hayan encontrado en el mercado.

Lo que si que sabes es que vas a comer bien, puedes beber unas birras con unos pinchos, pedir unos clásicos como la Clotxa o sentarte a un menú degustación y dejar que la vida te sorprenda. Y encima es fácil que te encuentres con música en directo.

«Creamos la oferta grastronómica según lo que queramos que experimenten los asistentes del evento»

Además con un poco de suerte te los encuentras por la calle en su versión food truck, el origen de toda su historia. O quizás en cualquier otro evento, porque también hacen y los hacen inteligentes. Es decir, no es un catering que va al lugar, te pone de comer y se larga.

Primero hay un briefing, te pregunta el objetivo del evento, el perfil de los asistentes, la temática…y de ahí coge la inspiración y crea la propuesta gastronómica. 

¿Que importante la comida en un evento,  verdad? Esta parte también debe respetar criterios y transmitir valores. Todo esta puesto con un porque y para algo. Y encima, está rico. 

Por concluir podemos decir que Jordi es un tío auténtico, fiel a sus formas y a su objetivo de lo que él quiere que sea Carambola. Un lugar para darle al placer al paladar, donde sentirse a gusto y ser uno mismo. A partir de ahí todo saldrá bien. 

Menos mal que todavía hay gente a la que no consiguen arrancar de su sitio. 

Desde Limón y Menta gritamos al cielo: ¡larga vida a Carambola!

Gisela Garzón
Copywriter en Limón y Menta

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