Innovación y vulnerabilidad en el mundo de los Eventos

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La creatividad es, en sí, un acto de vulnerabilidad. Es presentarnos al mundo (y ante nosotros mismos) con la valentía de probar algo nuevo sin saber cuál será el resultado. Pero sin ese riesgo no seríamos capaces de descubrir cosas nuevas y de encontrarnos a nosotros mismos. Incluso en el mundo profesional. Sin embargo, aunque esta es una parte central de nuestro día a día, es un aspecto que no solemos tomar en cuenta y del que poco nos enseñan.

Brene Brown, una importante investigadora y divulgadora estadounidense (te recomendamos sus charlas TED) define la vulnerabilidad como “incertidumbre, riesgo y exposición emocional”, tres aspectos de los que no podemos (o no debemos) escapar en el mundo laboral. Como empresas y como proveedores de servicio, construimos nuestro trabajo a través de relaciones humanas que implican muchos riesgos, inteligencia emocional y mucha creatividad.

Si somos vulnerables seremos más capaces de empatizar, de entender a nuestro público, a nuestros clientes e, incluso, de aceptar nuestros errores cuando los cometemos. Eso nos llevará a ser mejores profesionales, además de personas. El profesional frío y sin emociones es parte del pasado y mostrarnos humanos hace que el otro nos reconozca como tal. Eso, en un mundo en que las marcas son –antes que nada– culturas, es imprescindible.

Al mismo tiempo, como profesionales de los eventos nos encontramos constantemente frente a situaciones sobre las cuales no tenemos control absoluto, porque trabajamos con gente y con emociones. La impredecibilidad de nuestra labor es una de sus mayores dificultades, pero también una de sus mayores satisfacciones, porque siempre nos topamos con resultados que nos sorprenden.

La vulnerabilidad nos  ayuda a conectar y entrar en contacto con la emocionalidad. Pero también de lidiar con las emociones que nos provoca el exponernos a lo nuevo, a salir de la zona de confort. Si queremos que nuestra industria avance, tenemos que ser capaces de enfrentarnos a nuestros miedos y atrevernos. La vulnerabilidad nos permite innovar, proponer,  cambiar y también comunicarnos con honestidad.

Aceptar la vulnerabilidad nos ubica en un camino de crecimiento, y nos permite acceder a nuestra sensibilidad la cual, a su vez, nos ayuda a conectar con nuestra creatividad. Sin ella no sería posible innovar. Pero también nos ayuda a conectar con otras personas, con nuestros equipos, nuestro públicos y nuestros clientes, dando espacio para construir relaciones fuertes, que sean capaces de resistir y evolucionar.

El camino hacia la vulnerabilidad es retador, sin duda. Pero si lo piensas ¿no te parece que vale la pena?

Camila Jauregui
Copywriter en Limón y Menta – Eventos inteligentes

 

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